Las pérdidas que ocasiona la corrosión son elevadas si se cuenta por una parte el tiempo y coste de la reparación para reemplazar la sección afectada del circuito de vapor y además el paro de maquinaria, pérdida de producción y alteración de la fabricación que supone. Así que prevenir la corrosión es realmente importante y además no resulta difícil si se controla la calidad del agua del circuito.
El control de pH es fundamental para prevenir la corrosión. Un pH ácido provoca corrosión. El oxígeno y también el CO2 disueltos en el agua de la caldera promueven la corrosión a diferentes niveles de los componentes metálicos del circuito. Si la caldera trabaja a elevada presión y temperatura, la velocidad a la que actúa la corrosión es mayor.
Las calderas industriales de vapor que ATTSU fabrica e instala cuentan con la monitorización de las diferentes fases de su funcionamiento y además se pueden obtener muestras de agua en diferentes zonas del circuito para localizar los puntos de la estructura más sensibles a la corrosión.