La continua evaporación que se produce dentro de una caldera de vapor propicia la concentración y acumulación de sales y partículas disueltas del agua que contiene. Al saturarse, estas partículas precipitan al fondo de la caldera y crean unos “lodos” en la parte baja de la caldera.
Para evitar que impurezas en forma de lodos e incrustaciones se sedimenten y se adhieran a las paredes o fondo de la caldera, pudiendo ocasionar un problema al evitar la refigreación de los tubos y hogar de combustion, se llevaran a cabo purgas manuales o automáticas cada 1,2,4 o 8 horas dependiendo de la concentración del agua de alimentación.
Muchas de las calderas de ATTSU incorporan un sistema de purgas automáticas para asegurar un funcionamiento óptimo de la caldera de vapor suministrada y optimizar la vida útil del equipo.